jueves, 25 de febrero de 2010
Alvin y las ardillas 2
En México las ubicamos perfectamente como Las ardillitas, pero lo curioso es que Alvin es una de ellas, pero se cree humano. Alvin, obvio, es el de rojo, y cuya gorra y sudadera de gorro portan una enorme A de Alvin. El segundo es Simón. Si a Alvin lo caracteriza ser el lanzado del grupo, a Simón le caracteriza cierto mayor raciocinio para comprender a los seres humanos, y él porta azul todo, incluyendo sus ojos, protegidos tras unas enormes gafas de intelectual. El tercer personaje en cuestión es Teodoro, mi favorito, el chaparrito y regordete que va de verde. A Teodoro lo caracteriza una enorme ternura, y de hecho, en esta secuela se lleva buena parte de la historia, pues su ternura es el vínculo tanto entre el grupo de amigos ardillas macho, como también con las ardillitas hembras.
Quizá cuando esta modesta columna llegue a tus manos y ojos ya estará fuera de cartelera. Snif, snif, espero que no sea así… pero si eso ocurriera, sabemos que está el recurso del DVD para rescatar una de las pocas películas en circulación actual y dirigida al público en general conformado por niños y adultos en donde la ternura funciona y no les da pena exhibirla. Es muy pronto para hablar de Blu-Ray pero supongo también estará disponible para los tecno pudientes.
He de decir que mi parte favorita, que me movió a carcajadas, fue la escena o secuencia en donde las Ardillitas, la versión femenina de Alvin, Simón y Teodoro, cantan aquello de I´m a single lady, All the single ladies que popularizó años atrás (era el 2008?) la curvilínea Beyoncé. Bueno, bueno, el sentido del humor de los que hacen estas películas que juntan lo humano con las animaciones debe estar muy saludable para explorar tanto territorio.
Como siempre, los consabidos vaivenes de la comedia infantil y apto para todo público, incluyendo una sublínea textual romántica, como era de esperarse, pero por lo menos hay un hallazgo positivo: el chico en cuestión es el primo del padre adoptivo de las ardillitas, y se la pasa todo el día jugando videojuegos (cualquier semejanza con la vida real es mera coincidencia?) y tiene pavor a relacionarse por su traumático pasado en la preparatoria del sistema educativo norteamericano, o sea, la típica escuela gringa donde humillan a los tímidos y a los que no sobresalen en los deportes.
Otra escena inolvidable sucede en la cocina, allí los chicos ardilla se divierten de lo lindo haciendo pasar los utensilios de cocina como si fueran feria de carnaval o algo semejante. Por supuesto, la batidora ejerce un poder irresistible a una diversión extrema a prueba de mareos, náusea y vértigo. Sin embargo, las pobres ardillas la pasan terrible en la escuela gringa, y son lanzados literalmente sobre las paredes. El chaparrín Teodoro es humillado por tener sus pequeños muslos y trasero con algo de sobrepeso.
Otra sublínea textual es la de la fama irrisoria. Las arditas, que no me gusta ese nombre pues suena como “cerditas”, encuentran fascinante a su “manager”, inicialmente, sólo para darse cuenta después que es un papanatas. La típica historia de Britney y otros en la farándula, que se exponen a malos manejos no sólo de su carrera artística, sino de su alimentación y salud. La música, genial!
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