lunes, 21 de diciembre de 2009

Milagros prohibidos (No-Do)


Esta es una peli española que os divertará a morir, já. Nada como ponerse a tono con el espíritu navideño que escuchando el adorable acento del ceceo ibero, verdad? Já. Llama la atención esta producción de Canarias, por lo que disfrutamos algunas escenas de paisaje con casona vieja de madera y el susurrar de los pinos: no olvidemos que la atmósfera gótica es lo que va en los filmes de horror y terror. Pues bien, nada, como dicen los españoles, que la película se defiende sola. Para empezar, cuenta con la participación protagónica de Ana Torrent, que no Ana Torroja, esa es la de Mecano, já. En onda ochentera y a mucha honra, Ana Torrent es un ícono para muchos españoles nacidos ya en plena democracia (joer!). Ella de niña actuó en filmes de renombrados directores españoles tales como Carlos Saura y Víctor Erice, geniales ambos. Ya en los noventas, volvió a la fama internacional con Tesis, de Alejandro Amenábar.
El director, escritor y productor Elio Quiroga ha de estar insomne pues no atina al por qué su película, que en España se llama No-Do, en Mexicalpán de las Tunánfilas se ha de llamar Milagros Prohibidos. Jajajá, no te angusties Elito, es que acá nuestras autoridades fílmicas subestiman tanto al público que creen que una película española que se llame No-Do, simplemente no la hará en taquilla. Luego entonces, con una mirada pícara plena de astucia, se les ocurre la genial idea de introducir el factor de lo “pro-hi-bi-do”, que siempre es atrayente en una mente retorcida y reprimida cual monstruo encerrado en un closet. Total, que le pusieron Milagros Prohibidos con la esperanza de que la macuarrada no pusiera cara de what al ver el póster con la estatua de una virgencita que sangra de un ojo (¡atiza más el fuego, ha de estar bien machín y perrona la película, “a la bestia!”).
En efecto, la cinta no decepcionará a los amantes del género. Yo prefiero dar una lectura política al asunto: No-Do significa, entre otras cosas, ¿verdad?, Noticiero Documental. Justo en la época de Franco lo que más entretenía a la palomilla gachupina parece ser eran los milagritos de aldea, entre ellos el de tres niñas con caireles que aseguraban ver y platicar con la Virgen, mesmamente cual Juan Diego. Las autoridades vieron con pánico el furor campesino en torno al hecho. Otro milagrito que había puesto en jaque a la Iglesia castiza era el de una prosti que se granjeó la simpatía y el fervor de algunos que aseguraban hacía milagros (sin albur, no sean abusivos que me van a excomulgar!). Todo ello registrado a blanco y negro. En la casa del obispo de la región, pasaban cosas muy extrañas… entre ellas un letrero de un tal “elemental”, cuya sangre no responde ni a animal ni a vegetal (tras exhaustivos análisis científicos, supongo yo). Resulta así que la casa embrujada manifiesta ese criminal pasado. Con la ayuda de un sacerdote comprometido con la verdad, se desenmascara un pasado pesadillesco en el cual un país era regido con criterios de fanatismo y perversión parecidos al nuestro. No en vano fuimos la Nueva España (qué tiempoz aquelloz, pardiez, qué oro!).
Muchos achacan a nuestro pasado colonial la mente obtusa de algunos connacionales en el presente, mas no hay por qué clavarse en el pasado. La grandeza mexicana y española supera a esas mentes abstrusas. Criticar aquel pasado a través de un filme habla bien de la democracia que España es hoy. ¿Alguien suspirará por el diezmo en la narcocracia mexica?

domingo, 13 de diciembre de 2009

Los fantasmas de Scrooge


Esta semana, y hasta este miércoles tendrás la oportunidad de disfrutar esta maravillosa película sobre Navidad que en inglés lleva el título original de A Christmas Carol, o sea, Un cuento de Navidad, lo cual nos remite a la novela escrita en 1843 por el inglés Charles Dickens. Claro que en ese entonces, el exitazo que causó dicha historia era por entregas, publicada por periódicos como el que ahorita estás leyendo. Qué tiempos aquellos. Dickens tenía apenas 30 años cuando publicó este bello cuento de Navidad, en el que el principal personaje, Scrooge, es visitado por tres fantasmas: la Navidad del pasado, del presente y del porvenir. De ser un ancianete amargado, avaro y vil, se transforma en un ciudadano gentil y buena onda, tipo Teletón y hasta más.
Charles Dickens, Carlitos para sus cuates, nació en Inglaterra en 1812 y murió en 1870. Fue el escritor más influyente de la Era Victoriana, que impuso cierta modernidad muy conveniente al imperio británico por abogar por una moral (no doble) al mismo tiempo que una reforma social. Dickens en sus novelas no abogaba por cierta superioridad, el coco de los anglófobos, sino precisamente por las reformas que atendieran problemas sociales tales como la pobreza, la orfandad, la prostitución, la delincuencia y la demencia, no a palos sino con comprensión por parte de las instituciones laicas involucradas. Esto es, que la Iglesia colaborara, pero también los negocios, todo para el bien común. Es impresionante el énfasis que el visionario Dickens puso en la ciudad como nuevo eje de las relaciones humanas: nido de dramas y tramas que aún hoy sorprenden por su claridad narrativa y estilo que concilia a la ficción con la realidad. Algunos escritores latinoamericanos apenas están cayendo en cuenta de su vigencia y saludable, visionaria perspicacia.
Sobresale el multitalentoso Jim Carrey con múltiple voces y personajes en esta cinta de animación 3D de Robert Zemeckis, el mismo director de la serie Regreso al futuro y El expreso polar. Jim Carrey no goza de todas las simpatías del exigente público mexicano, a la hora de reírse en una comedia. Por eso me interesa defenderlo, porque pese a la injustificada antipatía que muchos sienten por él (sus muecas exageradas, su dentadura y visajes de lunático), allí mismo radica su genialidad. Es el cómico norteamericano, orgullosamente canadiense, además, aunque tenga doble nacionalidad, que ha incorporado las muecas típicas de los cómicos mexicanos como Tin Tan y Cantinflas, a Hollywood. También es el actor que en apenas una docena de años ha hecho crecer su salario con tres ceros: de 25 mil que cobraba por episodio en 1990, para el 2003 ya le pagaban 25 millones por película (igual que a ti y a mí con el aguinaldo, ¡haz de cuenta!).
Nacido en una familia pobre que vivía en un camper y tenía que trabajar limpiando baños para sobrevivir, un dato que muy pocos saben es que el inquieto e imparable niño Jim Carrey dormía con sus zapatos de tap con la única finalidad de hacer reír a sus deprimidos padres en la mitad de las frías noches canadienses. La vocación de Jim Carrey por hacer reír al mundo con sus payasadas se acerca a la santidad y realmente merece mayor comprensión. Pero ya no le sigo porque al rato lo van a querer beatificar y para eso, Juan Dieguito.

lunes, 7 de diciembre de 2009

Secreto de familia


Bien sabemos de lo progresista que es la sociedad canadiense, a pulso se han ganado su reputación como una sociedad justa y equitativa, justo nuestro talón de Aquiles. Aquí les va una excelente película franco-canadiense, Le Secret de ma mère, o sea, El secreto de mi madre: hay que ver hasta qué punto Almodóvar tiene influencia en el cine mundial, que este título fusiona dos películas hechas originalmente por él: La flor de mi secreto y Todo sobre mi madre. A manera de comedia, esta cinta quebequense ilustra las recientes transformaciones sociales que han afectado a la parte francesa del Canadá, sobre todo desde 1970 a la fecha.
El funeral del padre sirve como detonante para escarbar al interior de una típica familia de Montreal que experimentó las revueltas por la autonomía francófona, reprimidas por la policía y que marcó para siempre el porvenir de Quebec y para bien: una sociedad abierta al bilingüismo, a la economía competitiva, a las reformas gubernamentales liberales, y suspiro, pues pese al Tratado de Libre Comercio de México con nuestros vecinos del norte, apenas si hablamos el español (¡!), sólo sabemos de monopolios y todavía tenemos que chutarnos manifestaciones a favor de la vida (¡!): alguien les podrá decir a esas doñas que la especie humana no está en peligro de extinción como para andar defendiendo fetos no deseados? Que la miseria NO es vida? Y que si parir fuera privilegio de los machos, el aborto desde cuando sería legal?
Volviendo a nuestra querida película francocanadiense, la película exorciza sus demonios más asequibles, desde la sombra católica: el síndrome del padre ausente, mujeriego y mantenido; lo sano de esta comedia dramática o drama cómico es que los francocanadienses observan el fenómeno y no se sorprenden mucho ni hacen tanto aspaviento ni se rasgan las vestiduras. Poco a poco se van insinuando una serie de deslices que evidencian las tolerancias sociales más comunes: en torno al alcohol y las infidelidades, que llegan a su punto culminante en el incesto entre primos y la decisión de dar al bebé producto, sano y bello, en adopción.
Esos temas, en México, son tratados con guapachosa picardía en canciones tales como las del Soruyo y el Sirenito, que reflejan el cariz festivo de nuestra idiosincrasia. Pero si se indigna la contraparte femenina del uso y abuso a su potestad, suele acudirse tarde o temprano a la Virgencita para que brinde resistencia a tanto atropello a su dignidad. En cambio, en el Canadá francés y su clima gélido, no hay muchos santos a los que acudir ni mucha fe en milagritos o santos remedios. Quizá es en este aspecto que la brecha cultural entre ambos países comienza a delinearse cual Falla de San Andrés. La chica protagonista llora en la nieve y se le congelan las lágrimas al instante (estamos hablando de varios grados bajo cero, no de la Sierra de la Laguna), y termina aceptando las bromas de la realidad familiar con un dejo de madurez entre resignación y sabiduría. Se agradece: no hay reproches, ni gritos ni intentos de suicido con sabor a piloncillo… en cambio, ejem, para esos entuertos, del lado mexica hay quien se regocija en mostrar el cobre en plan diva o fanfarrón. Muy recomendable.

domingo, 6 de diciembre de 2009

Las flores del cerezo


Excelente película alemana que estará en nuestras pantallas hasta este jueves 10 de Diciembre. La cineasta Doris Dörrie es una de las creadoras alemanas más reconocidas y con una trayectoria de originalidad desde que empezó a filmar, a los 20 años. Nació en 1955 en Hannover, Baja Sajonia y tiene en su haber aproximadamente una treintena de filmes. Es muy popular en los ambientes académicos norteamericanos.
En esta ocasión, el poético título Las flores del cerezo dejará un agradable sabor de boca a los amantes del cine que viven en Baja California Sur, o que andan de paso :-) Es una película que habla del amor que se puede tener a una cultura, en este caso la japonesa, aunque se sea alemán originalmente. En específico, es el amor de una mujer alemana, Trudi, quien siempre ha amado las cosas japonesas, especialmente el teatro o danza Butoh. El Butoh (se pronuncia butó) es una técnica teatral de danza japonesa, creada en 1950 por Kazuo Ohno y Tatsumi Hijikata, que tomó auge luego del fatídico bombardeo de Hiroshima y Nagasaki.




La práctica de la “Danza Butoh” es una meditación activa que busca reflejar en una coreografía de ejercicios físicos nuestro mundo creativo. La técnica esta compuesta por acciones simples y naturales que nos dan las nociones del movimiento. Puede ser practicado por todo tipo de personas que deseen mantener una armonía entre su estado físico y su mundo creativo.
Lo curioso en esta deleitable cinta de casi dos horas de duración, es que está construida a partir de sortilegios y aparentes infortunios. Esto es, se aplica el viejo refrán de “no hay mal que por bien no venga”. Se convierte así en una excelente recomendación fílmica para quien haya sufrido pérdidas y esté en duelo, pues es una película que enfatiza el tema de la viudez tanto desde el punto de vista femenino como del masculino. Es una historia íntima y sorprendente.
El esposo de Trudi se llama Rudi. Conviven con sencillez sus rutinas en un pueblecito alemán, algo así como Miraflores, como mera referencia comparativa. Pero llega el cáncer y la recomendación médica es “hagan un viaje memorable”. El martirio de contar a los hijos el motivo real toma un giro inesperado cuando uno de los viajantes se adelanta. Surge así la motivación profunda de viajar al Japón, el país de los cerezos en flor, belleza efímera como la vida, si se la aprecia a distancia.
La breve primera parte muestra el estrés de la vida citadina germana y pese a todo, la belleza perenne de la provincia: el mar. Luego, el estrés de la vida urbana nipona y pese a todo, la belleza sutil de la modestia, los sentimientos nobles genuinos, el confiar en la bondad de los desconocidos, la poesía que puede ser la vida, sencilla y profunda. La gente muere, todos lo sabemos, pero vivir la vida con poesía le da un significado de enorme belleza emocional que, por alguna extraña razón, los viejos y los niños aprecian mucho más que los jóvenes y los adultos. Para quienes creían que los germanos resultan ser invariablemente “fríos y calculadores”: véanla y se confirmará la excepción a la regla.

lunes, 30 de noviembre de 2009

Los abrazos rotos


Es un privilegio ver la más reciente cinta de Pedro Almodóvar, el director manchego que tiene a España dividida: el sector conservador lo aborrece, el otro le adora. Es un hombre de más de 50 años y con maestría ejecuta el cine que se le antoja, un cine complicado cuyas bases están en las emociones genuinas.
Por aproximadamente dos horas, uno se deja llevar por los colores fuertes y vibrantes que definen la España cañí, y para el público cinéfilo se fusionan las grandes historias del cine europeo y norteamericano de los años cincuenta en una sola trama: la historia de un romance entre una actriz y el director de cine, y los celos enfermizos del productor de la película, un rico empresario obsesionado cuya personalidad recuerda al Ciudadano Kane.
La trama, rica en detalles, avanza y hace partícipe al espectador de ciertas posibilidades que convierten la resolución en duda: fue accidente circunstancial o premeditado el choque automovilístico que termina con los amantes? Ello nos lleva al escándalo de Lady Di, pero el escenario esta vez no es París sino Lanzarote, la isla española cuyas cenizas son tan negras como las playas de Santa Rosalía. La fotografía en este filme es impecable, y las dramáticas secuencias teniendo como fondo a los turistas ingleses que quieren aprender a surfear nos hacen sentir en casa, en Cabo.
A Almodóvar ya lo habían comparado con Buñuel. Esta vez, reutiliza a la bella Ángela Molina, quien fue una de las dos bellezas de Ese oscuro objeto del deseo, como madre del personaje interpretado por Penélope Cruz, quien absorbe entre otras famosas los visajes y modismos de Audrey Hepburn, Sofía Loren y hasta Marilyn Monroe. Intuyo que la vejez de Ángela Molina está subrayada, exagerada, por un maquillaje a propósito. Es el retrato de una familia modesta española de hoy, rechazada por la medicina estatal. Para el espectador joven no familiarizado con la cumbre de belleza física que fue Molina, es una tragedia que el detalle pase desapercibido.
Me atrevo a pensar que en su sabiduría generosa y compleja, Almodóvar nos está dando así una cátedra de la apreciación occidental del cuerpo de la mujer hoy en día. El parecido físico entre ambas actrices es extraordinario, y es una pareja madre e hija de las más creíbles que haya proyectado el cine recientemente. Para mí, es un mensaje sutil y velado a los fans de Penélope Cruz: la belleza física va y viene, es el acompañamiento de las tablas actorales y la capacidad de expresar emociones complejas las que hacen al público recordar un rostro por siempre, en una especie de eternidad que nos deja perplejos.
Es muy significativo el remake que Almodóvar lanza dentro de esta película, proponiendo una versión alternativa al clásico Mujeres al borde de un ataque de nervios, con nuevos diálogos y algunas caras nuevas, otras conocidas ya. Pero conviene preguntarse ¿por qué un título tan sugerente? Como salido de Amores perros, una película que a él le gustó muchísimo, ese choque interrumpe los abrazos de una pareja de amantes, igual que aquella foto interrumpió el anonimato de la pareja en la oscura arena. Qué película más bella, Los abrazos rotos.

El estudiante


Excelente película mexicana ambientada en el Guanajuato contemporáneo, con sesgo universitario de clase media a alta y extracción castiza, como si fuéramos españoles de segunda generación. No tengo ningún resquemor en aceptar mi ascendencia hispana, o es que hablamos náhuatl aquí? Como Guanajuato es sede del Festival Cervantino, la atmósfera de la historia tarde o temprano toca el tema de El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha. No desde el sobado rollo de su representación sino a un nivel más profundo y vital: ¿Cómo se vive El Quijote hoy en día, especialmente su filosofía y su romanticismo?
Cómo andará el país en estos tiempos de crisis total que ya hasta el fenotipo ha de justificarse? Deja a un lado el color de la piel y perfil europeo de los protagonistas. Ideológicamente, El estudiante confronta todo el cine hecho en México después del periodo llamado Cine de Oro, pues básicamente su tesis es que en la sociedad mexicana el trato que recibe la mujer define al hombre. En su aparente sencillez conservadora, es un argumento atrevido y vanguardista. El personaje en cuestión (interpretado por Jorge Lavat) es un caballero que no engaña a su esposa y el cariño aviva al matrimonio a través de los años, y así se desvanecen todas las posibles subtramas de engaño, lujuria y corrupción a la que nos tienen acostumbrados la constante del cine mexicano y la televisión: el licenciado que se va con la secretaria (jajajá, que obviedad tan mediocre pero así es la chinampada!).
Así que el argumento es muy hábil: en vez de sugerir la ridiculez de que el viejo se adapte a la debacle anímica circundante, entre crisis financiera y moral, los valores del viejito de 70 años se imponen con elocuencia: la templanza, la cordura, la serenidad, la mesura, el trato respetuoso al ser amado, la dignidad y el predicar con el ejemplo como premisas básicas, y una sabia combinación entre humildad y orgullo, cuando se requiere. Y hasta una bofetada bien dada a un vil.
Incluso, en El estudiante se percibe una ideología más allá de los partidos políticos: si te vas a casar, que sea por amor duradero y no andes con ridiculeces de divorciarte, si no, para qué casarse? Y si la exseñorita quedó embarazada, en vez de abortar, acepte el cariño incondicional de ese joven mexicano digno que la acepta con todo y bebé y que jamás le recrimina o reprocha, y adora al niño como si fuera propio. Por qué otras historias son tan obvias que ensalzan el machismo barato poniendo al galán siempre como agente de ADN? En cambio, en esta película el joven mexicano actual manifiesta una nobleza moderna a prueba de uso rudo.
El personaje del drogadicto quizá sea el menos profundizado, pero no demerita en absoluto. Es un chico confundido y el perfil mestizo implica una madre comprensiva cuyo amor incondicional soporta igual duras pruebas. Me atrevo a sugerir que el chico es drogo por ser bisexual reprimido, pero es mi humilde apreciación. Así, una película en apariencia conservadora y chapada a la antigua, resulta ser más propositiva que muchas otras que vanamente presumen ser progresistas.

jueves, 15 de octubre de 2009

EL DELFÍN: LA HISTORIA DE UN SOÑADOR


Por fin una película de animación sobre un vecino que continuamente vemos desde el malecón, saltando alegremente mientras desayuna en abundancia. El delfín, con su bello nombre e inteligencia asombrosa, su nobleza legendaria, apenas si parece ser apreciado entre tanta maravilla sudcaliforniana. Cuántas veces desde el ferry se le ve feliz, luciéndose atlético, dando la bienvenida a todo el mundo, juguetón como es. Su silueta ya adorna las esculturas del malecón. Debiera ser la mascota de más de una institución (como los delfines de Miami en el futbol americano)… pero por lo menos ya no tenemos delfinario controversial. Aunque la delfinoterapia es otra cosa, ejem.
El delfín: la historia de un soñador, es una historia realista que da voz a los personajes del mar. Es una película para toda la familia, coproducción entre Alemania, Italia y Perú, combinación sorprendente de países que unen sus esfuerzos para aportar una cinta muy grata, corta (al buen entendedor), cuyos monitos difícilmente se volverán logos de macdonalds y otras marcas publicitarias, por no ser tan comercialototes. La historia se ubica en las costas peruanas y también cerca de las islas Galápagos, tan representativas por su rol en la historia natural, pertenecientes a Ecuador, su vecino al norte.
Esta cinta de animación nos presenta la historia de Daniel Alejandro Delfín, un delfín que se sale de su grupo para explorar zonas desconocidas que despertaban su curiosidad y que lo llevaban a imaginar un mundo emocionante, lleno de peligros pero también de enormes satisfacciones, incluido en ellas el placer de surfear olas gigantes, cosa que logra tras combates con monstruos y un pulpo egoísta. Sobre la marcha, hace amigos pertenecientes a distintas especies por su naturaleza amigable y positiva. Uno de sus mejores amigos es el calamar Karl que, cual rémora, se le pega para viajar de a gratis y aprender. La historia así recuerda un poco el lazo entre Don Quijote y Sancho Panza, pues son dos idealistas recorriendo la zona y esperando siempre lo mejor en sus aventuras.
Curiosamente, este libro escrito por Sergio Bambarén, es un bestseller. Él es un escritor peruano que ha viajado por el mundo. Él, como su personaje, es un fanático del surf. Viajó por muchos países y finalmente volvió a su país. Su libro, escrito en 1996, ha sido ha traducido a más de cuarenta idiomas. A sus cincuenta años, Bambarén, quien se convirtió en productor de la versión cinematográfica, es un ejemplo de perseverancia, porque muchas veces, como a su personaje delfín, le dijeron que “no se podía” hacer lo que él deseaba. No sé por qué, o quizá lo sé muy bien, esa es la historia de Latinoamérica. Gente que se la pasa diciéndote no. Por eso hay niños que se vuelven hombres frustrados e infelices. Pero no todo está perdido, qué bueno.
Los colores en la cinta son fantásticos. Se recrea el mundo subacuático con gran intensidad y efectos de sonido que entretienen a pequeñuelos y grandezuelos. El pequeño delfín Sparky, se lleva la pantalla, y por momentos uno cree que la historia toda se tratará sobre él. Es un bebé delfín que padece narcolepsia y se queda dormido a la menor provocación, roncando y lanzando gases burbujeantes. También, típico, se sugiere una pareja romántica pero ello pasa a segundo término. La historia se centra en la rebeldía con un propósito de conocimiento que provoca crisis en su grupo inicial. Algo así como la desaparición de Luz y Fuerza del Centro para otros sindicatos charros y plazas heredadas.
Ampliamente recomendable, una película de animación que combina la tecnología generada por computadora con creatividad, una historia optimista sin sentimentalismo empalagoso, en un estilo realista agradecible, donde el principal aspecto metafórico o de fantasía es que, paradójicamente, el personaje “malo” de la película no parece pertenecer a ningún espécimen conocido, una mezcla de cocodrilo con tiburón prehistórico gigantesco, pero que, para sorpresa de todos, resulta ser el reflejo opuesto del delfín: un personaje amargado que se transforma gracias a la solidaridad de los amigos ganados a pulso. Me da un gusto enorme que el cine peruano cuente con esta adición a su cinematografía que está más allá de la concepción de los grandes estudios sobre lo que entretiene o conviene ver a los niños de hoy. El delfín no es la Señorita Laura y garantiza la bondad inteligente que le caracteriza. Es una ternura de cinta que ojalá veas.

martes, 6 de octubre de 2009

DIABÓLICA TENTACIÓN


Jajajá por fin una película que le hace justicia a los adolescentes. Claro que no a todos los dejarán entrar a ver lo que en inglés se llama Jennifer´s Body (El Cuerpo de Jennifer) y a la que en español le pusieron Diabólica Tentación, con un poster muy atrayente donde una hermosa colegiala evidencia ser vampira, o vampiresa, cómo se dice?
Qué bárbaro, sólo a los gringos se les ocurre poner de patito feo en esta película a la chica que salía en Mama mía (Amanda Seyfried) nomás porque usa lentes… en cambio, la famosa Megan Fox, a sus 23, podría verse mejor? Ese look le sienta perfecto. Ambas muchachas, en la historia, son las mejores amigas: la rubia y la blanca de pelo oscuro y ojos claros, en un pueblo perdido en el mapa de los Estados Unidos, donde las tabernas se incendian por el alto voltaje de unos rockeros satánicos de rímel. El desafío científico se inicia con una cascada y un ojo de agua sin fondo en el que arrojan cosas y nunca vuelven. Mmm… será posible eso? Bueno, me recuerda las cascadas de arena de la Baja, se acaba la arena y a dónde va a dar? Preguntas para la ciencia y nosotros aún sin rector (¡!).
El fuerte lazo de amistad se ve amenazado cada vez más, ya que Jennifercita pasa desapercibida y sólo su amiga del alma, Needy, sabe que se ha vuelto vampiresa y asesina serial –no cereal-, en contra de su voluntad. Asimismo, se informa en la biblioteca de la escuela, en una pequeña sección de ocultismo, sobre qué tan larga debe ser la espada de plata para terminar de una vez por todas con la maldita maldición –redundancia intencional- de tener una vampira (a poco no suena bonito, hasta mejor?) en la prepa.
Es que Jennifercita se ha vuelto una glotona anoréxica bulímica con cambios de temperatura corporal y ánimos dignos de cualquier bipolar que se digne ser de la clase media medio acomodada y ah cómo da lata la chinita del salón (referencia a la propia directora) con que necesitamos himnos de moda en la radio para superar la caída de las torres gemelas. Cuando el pirata profesor tipo Garfio empieza sus peroratas, Jennifer es la única que se atreve a expresar su hastío. Entre otras frases geniales, dice: “el síndrome de dolor premenstrual es una mentira inventada para hacernos pasar por locas” y su amigocha, que no canta mal las rancheras pateadoras, dijo antes: “el infierno es una adolescente”. Excelente. Muchos podrán criticar esta cinta como “una gringada más”; sin embargo, muy pocas hoy en día entregan estas gemas de honestidad y poesía lírica. O qué, alguien salió inspirado de Quiero explotar? Juar, juar. Chilangus extinctis.
El humor negro de Jennifer es imparable, al comentar todo a su alrededor. Dice las mentiras justas que desea oír el atleta tarado, el emo pusilánime, o el tierno romanticón. Incluso a los rockeros dizque satánicos les sigue el rollo, les da la suave y el avión, porque en el fondo sabe, lista como es, que mientras más alta es la subida más fuerte el porrazo. Así corre la vida de la dulce e incomprendida Jennifer, suspirando por el día en que pueda comprar alcohol sin tener que coquetear con el cajero por aún no tener permiso, o aburrida por la cursilería gazmoña de los anuncios para hacer ejercicio de la tele gringa y todo el cúmulo de represión sexual que grita a los cuatro vientos el grado sumo de infelicidad que nuestros vecinos del norte padecen.
Aunque a propósito de métodos reproductivos, yo no sé de donde, ah sí sé, perdón, le sale tanta malicia a la Jennifer. Es una rebelde con causa y su balance hormonal dejaría sin habla a más de un endocrinólogo. El porqué ahora las películas sobre y para adolescentes están plagadas de vampiros colmilludos cuya sed de sangre es insaciable quizá sea una metáfora de todo lo social: ambiciones políticas insaciables, ambiciones mercantilistas insaciables, capacidad inaudita para la hipocresía y la proliferación de la tontería, e insisto, una enorme represión del placer corporal. Tan fácil que sería todo si no salieran con domingos siete y con que a Chuchita la bolsearon, pero no es cuestión de que el mundo sea como uno quiere, sino como lo es pese a mis deseos o caprichos.
Como lo dijo Shakespeare: los viejos desconfían de los jóvenes porque alguna vez lo fueron. Seguro lo dijo con mejores palabras, pero ¡chispas y atiza! cuánta razón tiene.

lunes, 5 de octubre de 2009

REENCUENTRO


Helen Hunt es una revelación en esta película, ya no sólo como actriz, sino como guionista, directora y productora (¡!). Lo relevante aquí es que como actriz no hay duda de que la Hunt es talentosa, ya que en 1997 se convirtió la segunda mujer, después de Liza Minelli, en ganar en el mismo año el Oscar, un Globo de Oro y un Emmy. Californiana nacida en 1963, en Reencuentro hace de una mujer de 39 desesperada por ser mamá por primera vez. Ejem, hacer ese papel a los 40 y tantos involucra valentía, o qué se yo, quizá alguna motivación personal y secreta. Pero es primera vez que conjuga tantos roles, ya que como productora es quien pone la lana, lo cual habla bien de su monedero; como directora, pues sale avante con el paquete de dirigir nada menos que a Bette Midler, toda una institución americana a la hora de poner alguien tan judía y cantante como Barbara Streisand, pero más al estilo de Piggy de los Muppets. Esto es, la Midler es una diva americana de la comedia, con la genial combinación de que también posee un vozarrón conmovedor. Siguiendo el tren de ideas, como guionista, Helen Hunt también demuestra ser capaz de contar una historia enredosa con una gracia superior al promedio de los grandes estudios. Pues bien, Hunt protagoniza aquí a una hija dada en adopción por el personaje a cargo de Bette Midler.
Es curioso como Reencuentro presenta casi en tono de comedia una historia que en México sería garantía del tratamiento típico de Silvia Pinal y sus casos de la vida real. Con quince años, Midler queda embarazada y la da en adopción en pos de una carrera artística. Por otro lado, el personaje de Hunt es una mujer frágil que decide ser maestra de primaria y dar amor a los niños, aunque no le paguen mucho (en eso, México y Estados Unidos se parecen bastante!). Cuando sus papás mueren, Midler aparece en su vida con la intención de reconquistar su corazón, pero Hunt es bastante racional y no se deja impresionar por la champaña y el estilo de vida de celebridad que su madre biológica parece disfrutar. El dinero no es la felicidad, pero contribuye.
Como la perfección no existe, la mala nota la da su esposo, un inmaduro codependiente con su madre. Cual animalita en brama, April anda en busca de un hombre que la haga madre, pero todo falla. Ni modo, tiene que recurrir a la inseminación artificial, y aunque ella no quería adoptar, termina siendo algo muy parecido, puesto que el bebé resulta pertenecer justamente al grupo étnico que alguna vez en los diálogos, se le oye decir que no desea tener. Ese detalle convierte a la cinta en una broma cruel e involuntaria, puesto que ya no sé si la corrección política en Estados Unidos ha llegado tan lejos que te impide saber el origen étnico del donador del esperma? No lo creo. Creo que una cosa es ser racista y otra muy distinta, el derecho a tener una preferencia por tal o cual perfil étnico. Aunque, ya sabemos, la genética es una cajita de sorpresas.
Como contraparte, el galán que aparece en la vida de April es Frank (Colin Firth), el mismo de Bridget Jones y de Mamma Mia, esta vez en el papel de un escritor iracundo abandonado por su mujer y con 2 niños a los que cuidar. Colin Firth, con su acento inglés y su cara de galán inteligente, entrega aquí el retrato de un hombre creíble que hace de esta cinta un agradecible reencuentro de talentos.

RELI... QUÉ?


Este es un excelente documental sobre religión, escrito y actuado por Bill Maher, el famoso comediante neoyorquino que ahora tiene su propio show de televisión. Bill creció en una familia tanto católica como judía, lo cual seguramente influyó para desarrollar un sentido del humor ácido para sobrevivir entre tanta agresión cultural.
Debo dejar de ser condescendiente y decir que Bill Maher no es un ser de inteligencia extraordinaria sino simplemente un ser humano racional y muy a tono con la vida de este siglo veintiuno, como tantos. Es normal ser inteligente! Es anormal ser tan tonto aunque parezca moda! El botón de muestra es precisamente este documental dirigido por Larry Charles, nada menos que el director de Borat, otro famoso documental (bien, pseudo-documental) que los pubertos adoraron en su momento y que vuelve, según dicen, con Brüno. A ver si se nos hace verlo.
El blanco del ataque es aquí la religión como excusa y pretexto para el fanatismo, la pereza mental, la estrechez de miras y sobre todo, la perversión, la maldad, que al final de cuentas resulta ser lo contrario de lo que se supone toda buena religión se precia de aspirar: a la bondad humana. Sabemos, por simple cultura general, que la Cristiandad no canta mal las rancheras a la hora del recuento de daños proporcionados a la humanidad. Entonces, es mala la religión? Según Bill Maher, y otros renombrados citados allí, en efecto, la religión trae más mal que bien al mundo. Pero cómo, decimos algunos de nosotros, rosario en mano, repegando la calcomanía esa que reza “Este hogar es guadalupano y no queremos propaganda protestante”, dando limosna con el meñique alzado pa´que se note, etc. No sólo los cristianos, católicos y demás, sino también los judíos y los musulmanes, no salen muy bien parados que digamos cuando se les enfrenta a la realidad factual y fáctica con un punto de vista más realista a tono con los avances científicos y tecnológicos e ideas de la época en las que nos ha tocado vivir.
Por supuesto, la discusión adquiere buen nivel, pues los interlocutores, algunos de ellos sagaces y con un dominio impresionante de la argumentación, hacen su luchita por convencer a un Bill Maher que no se deja impresionar por las amenazas de que “drogas y sexo” son malas. ¿Cuál es el problema? dice él, y sobre todo, ¿qué mensaje implicas al asociarme con que o soy religioso o lleno mi vida de drogas y sexo, como si esas fueran las únicas opciones al alcance?
Se nota la ausencia al sector budista del mundo, y es que material, como podrás imaginar, abunda. Pero los que dan escalofríos son los norteamericanos, cuya deficiencia en educación racional y cientificista los pone abajo en las estadísticas, con creencias irracionales muy probablemente producto de una sobreexposición a materiales televisivos que desafían toda lógica, todo en nombre del mercantilismo. Esto es, pese a universidades y científicos de primer nivel, la población gringa sigue creyendo en la fantasía, en la superstición, en el mal sin explicación, en los milagritos de quinta. En eso, el pueblo mexica y el de gringolandia van a empezar a competir por el premio mundial a la tontería!, o qué, me vas a decir que no anda más de un connacional buscando la imagen de la Guadalupana en grado obsesivo, en vez de comer frutas y verduras para que la sangre llegue al cerebro por fin y no sólo coca-coca y salchichas longmont? Amén.

¿QUÉ PASÓ AYER?


Quizá muy poco se pueda agregar a la idea que se tiene ya sobre una película de “despedida de soltero” (stripers y cruda), pero algo más encierra la clave del éxito de esta cinta que ha sobrevivido alegremente por semanas en la cartelera de nuestra ciudad y sin campaña, sino exclusivamente gracias a los comentarios favorables del público que van de boca en boca cual reguero de pólvora.
Para empezar, el balance ideal de cuatro protagonistas: uno de ellos el novio por casarse, el otro el cuñado chiflado, el otro el dentista mandilón, y por último, el maestro de escuela galán. La novia es de familia adinerada y suegro comprensivo, así que las cosas, de inicio, pintan de maravilla, no es así? Se nota que la película es americana optimista, y no una mexicana plagada de rencor social. Todos ellos blancos, así que Obama gobierna a todos. Como buena comedia, mantiene el suspenso por saber si la boda se arruina o no. Y no se arruina, sino que resulta todo un éxito.
La sede de la juerga es en Las Vegas, allí donde se van muchos de nuestras ratas a apostar (ya salió mi rencor, ven?). Estos cuatro mosqueteros no escatiman, así que piden la mejor suite del César´s Palace y no andan pichiqueteando ni enseñando el cobre. La primera noche salen de traje (excepto el chiflado, que está pirata) a jugar al casino. Esto es, no son unos nacos de pacotilla. Como era de esperarse, la celebración toma giros inesperados y al día siguiente no recuerdan nada en absoluto, salvo que descubren que los drogaron involuntariamente y que el novio ha desaparecido. Poco a poco, en un juego semiótico divertidísimo para el público, van surgiendo más y más revelaciones: un tigre, un bebé, una boda con una teibolera muy linda, una gallina buñuelesca, un colmillo del dentista, un preservativo usado en el carrazo prestado por el suegro, un chino mafioso en la cajuela y muchas otras epifanías non sanctas, flashazos proporcionados por el pobre cerebro intoxicado por el alcohol y otras sustancias aún más poderosas consumidas en afán fiestero y contra la cruda realidad.
Por supuesto, está la presentida visita a la policía, la escena de la humillación colectiva frente a los infantes de una escuela primaria es simplemente de antología, por la cara de esos niños gringos pertenecientes a esta generación 2009 con cara de tarados y sádicos al mismo tiempo, consecuencias de los avances tecnológicos, sin duda.
No hay que perderse la aparición en cameo de Mike Tyson mostrando no sólo su poder en los puños si no también sus dotes de no cantante. Uno a uno se exponen los excesos y errores que la testosterona confabula en alta frecuencia y el resultado es absolutamente hilarante. La novia perdona de corazón el retraso del novio que llega bronceado de más y prometiendo que nunca más, pero, ¿podrá acaso siquiera mantener viva la promesa unas 24 horas o es mucho pedir? Ante el éxito de esta primera versión, ya se está hablando de una secuela. Curiosamente, en términos de diálogos, movimientos de cámara, selección de música y fotografía, la película funciona de cabo a rabo y su narrativa es chispeante. Incluso hay chistes de alto nivel, campechaneados, como siempre, con vulgaridades para el vulgo, aunque suene a rebuznancia. Definitivamente, diversión garantizada con Mr. Chow, el chinito desenvuelto cuya vestimenta da toques, repeluz y carcajadas.

OTRA RIDÍCULA PELÍCULA DE BAILE


Los hermanos Wayans están de vuelta esta vez con una cinta que en inglés simplemente se llama Dance Flick, esto es, película de baile. El título mexicano es atinado pues de paso se comenta que el género de películas de baile –no confundir con los musicales- es un subgénero bastante desafortunado, plagado de cursilerías y lugares comunes.
En efecto, la parodia logra igualar la fama ganada pulso de la ridiculez. Es que el simple hecho de bailar expone al ridículo. Los hermanos Wayans combinan ahora la famosa escena tantas veces vista ya del combate en la pista de baile, tipo duela, donde dos pandillas se enfrentan haciendo piruetas y la multitud enloquecida aplaude tanto a una como a la otra, pues ha perdido el juicio y cualquier faramalla los impresiona. Así, hay episodios de break dance, amalgamados con la típica actitud gangsta de ladrar contra el micrófono, en donde el rap, el hip hop y el reguetón –permítaseme escribirlo así, por favor- no son más que unos subgéneros musicaloides que algunos llaman música, pero que, bien se sabe, a duras penas sobrevivirán el juicio final.
Lo muy agradecible en esta cinta es la actitud completamente desenfadada para comentar y hacer referencia a la avalancha de películas en donde el baile es protagonista, y Fame es obviamente citada, con un interesante giro conceptual que echa literalmente la casa por la ventana, con todo y banderas arcoiris.
Uno a uno se muestran los estereotipos en torno a la comunidad negra en Norteamérica, con sus modismos, actitudes groseras y desobligadas en torno a la familia, el trabajo, el arreglo personal, el buen gusto al vestir, comer y ya no se diga todas las bromas sexuales por las que son célebres. Todos mis queridos lectores saben que el racismo es malo, mucho más ahora que Estados Unidos goza de un popular presidente Obama, que casualmente es negro pero no gordo ni usa ropa brillante de basketbolista o rapero. Y que se sepa, Obama no es malhablado sino un estadista elocuente. Aunque no tanto como los mexicas...
Digamos que la película hace bien en exponer la mala fama que tienen algunos representantes de la comunidad negra gringa y en pleno ejercicio democrático, la película puede ofender a algunos susceptibles de verse mal representados. Pero a estas alturas del 2009, entre tanta película apocalíptica que anuncia y hasta celebra el fin del mundo, muy pocos dejarán de carcajearse cuando vean a una embarazada que da a luz en plena pista de baile: el cordón umbilical estirado al máximo y el bebé nace en actitud Michaeljacksonesca, muy cool él, qepd.
Y no te creas que todos en la cinta son negros, no. Por supuesto, la galana es castaña y de piel clara, para envidia mutua, pues cuando el novio negro ve chicas negras cerca finge que ya no son novios y viceversa, cuando la güera ve chicos rubios cerca finge no tener novio negro. El resultado es una cinta accidentada y de final abrupto, pero extrañamente en perfecta armonía con el desajustado subgénero cinematográfico con el que se le asocia y la sociedad misma a la que pertenece, un país cuyas cárceles están plagados de negros y en cuyas iglesias, cuando el coro canta, sobresalen las voces negras y sus infaltables gordas gritando aleluyas. Bien por los Wayans Bros. y su humor ácido y cáustico.

martes, 29 de septiembre de 2009

EXORCISMO



Esta es una excelente oportunidad de apreciar el nivel artístico del cine ruso contemporáneo. Exorcismo (Ostrov es su título original en ruso) no es una película de terror u horror con efectos especiales sangrientos y efectos de sonido enloquecedores. Es, todo lo contrario, una bella película sobre religión, fe, guerra y política en uno de los países más fríos del mundo: Rusia. En inglés, la película se llama The Island (la isla).
Es una historia conmovedora: en nombre del nazi Hitler, un marinero es obligado a asesinar a su capitán. Luego, el barco que navegaban en aguas rusas es derribado y hecho estallar. Eso ocurre en 1942, en tiempos de la Segunda Guerra Mundial, obviamente. Treinta años después, el marinero aquel de nombre Anatoli se ha convertido en un santón, en un santo varón cuyas reacciones ante la gente que lo busca para remediar sus penas varía según el pecado y el pecador. En una estructura narrativa cabalística, siete pecados y pecadores son expuestos: una joven que planea abortar, él le dice que no lo haga, que el bebé será su única compañía y razón de vivir; una mujer que se cree viuda y que en realidad fue abandonada, él le dice que se vaya a Francia a darle consuelo al marido arrepentido; una madre cuyo hijo no puede caminar, él le cura y la regaña por no querer faltar al trabajo al día siguiente, en vez de dar gracias a Dios; y así por el estilo. Con sus ejemplos de voto de pobreza, Anatoli consolida su fama de santo en el remoto norte ruso donde se dedica a mantener las calderas funcionando con carbón. Lo acusan de bromista, guasón. En efecto lo es, pero maneja un discurso argumentativo impecable dentro de la lógica cristiana ortodoxa rusa.
Lo más relevante es quizá el desenlace, ricamente tramado. Es también la oportunidad para apreciar la belleza del paisaje aparentemente desolado pero rico en matices, colores, contrastes. El aliento poético de las pausadas escenas donde se aprecian la textura de la nieve, el movimiento de los copos que caen, el sonido del agua y el viento, te hacen sentir allí en el lugar de los hechos. En la isla, Anatoli dialoga con Dios y se adelanta a los hechos, aunque no del todo. Llega una joven poseída por un demonio (la esquizofrenia, diríamos otros… o la bipolaridad). Pero esa joven es la hija que retorna como un fantasma, de aquel guapo capitán hoy convertido en una copia del famoso Boris Yeltsin. Esto es, ambos sobrevivieron y el pecado mostrado es la capacidad de sacrificar al otro, como víctimas del nazismo que fueron. La manera en que se muestra la reconciliación de estos dos seres humanos parece fría, y sin embargo, es ejemplar.
Para rematar, este extraordinario filme nos presenta la planeación del propio funeral para Anatoli, cuya música coral, ya de fama mundial, es estremecedora. La película expone la resistencia ideológica de la fe cristiana ortodoxa rusa en tiempos en los que el socialismo gozaba de buena salud: los setentas, aunque ya el unipartidismo daba muestras de ser un cáncer. Lo asombroso y anecdótico en esta bella película es que, pese a su aparente elogio del fanatismo, está a años luz del absurdo fantaseo de las cintas promedios de Hollywood, que tienen a cierto público ya no fanático, sino incapaz de manifestar emociones u opiniones coherentes.

PEQUEÑO TRAIDOR


Este jueves es muy probable que sea el último día para ver en las salas de nuestra ciudad dos películas muy especiales. La primera se llama El pequeño traidor y está inspirada en una novela intitulada Una pantera en el sótano, del genial escritor israelí Amos Oz. Nació en 1939 en Jerusalén, Palestina y hoy es Israel. Toda su vida se ha dedicado a ser un escritor pacifista cuya creación se entrega a la reconciliación de judíos y palestinos en esa zona tan conflictiva del mundo. Yo sé que es un tema enfadoso para cualquier sudcaliforniano promedio, acostumbrados como estamos a ver en las noticias que del lado israelita hay desarrollo y tecnología, y del lado palestino, ejem… pedradas. El mexicano promedio tiene suficiente con sus problemas de diario como para andar de Madre Teresa de Calcuta de pacifista del Medio Oriente. He aquí la importancia de esta película, que sin complicaciones, nos sitúa en el conflicto desde la perspectiva de un niño de diez años, listo y normal como tantos. Este niño es tan abusado que le apodan “Proffy” algo así como el “profe”, pues sobresale por su mente analítica.
Es 1947 y los británicos tienen ocupada Palestina y México se abstiene, en la Liga de las Naciones, ha decidir si Palestina debe o no ser un país independiente. Es interesantísima esa escena, puesto que vincula las esperanzas de un pueblo con el nuestro, actualmente preparando la gran celebración de un bicentenario con sabor a cobre. El niño Proffy se hace amigo del enemigo, el teniente británico Dunlop, interpretado magistralmente por el excelente actor de origen hispano Alfred Molina. De hecho, uno ve a este actor y se parece al típico señor mexicano alto, panzoncito, de nariz aguileña y mirada pícara. La amistad entre este hombre y el niño es conmovedora por el interés compartido por la lengua y religión hebraica. La película, que aboga por una Palestina multicultural, es una producción hebrea o israelita. Lo cual, de entrada, es inusual en nuestra pantalla. Escuchamos así diálogos en lengua palestina, hebrea e Inglés, principalmente.
Lo curioso es que el niño termina por simpatizar más con el liberalismo de su amigo inglés que con la radical postura de su familia y barrio. Sus compañeros no sólo critican su amistad con un británico, si no que le hacen la vida imposible, le aplican la ley del hielo, incluyendo su propio maestro (¡!). Pero, afortunadamente, hay un giro y no todo es malo en la vida del chico que, una vez que el británico es removido, conoce el amor a través de una sensual vecina que le lleva diez años y otra de su edad.
Es una historia sencilla balanceada entre drama y comedia. Su final es realista, nos ubica en la época en la que hoy vivimos, en la que afortunadamente la tolerancia es un valor inculcado y promovido, aunque a la hora de la hora, no es tan fácil llevarlo a la práctica. Entre otros premios, Amos Oz ha recibido el Premio Goethe en 2005 y el Príncipe Asturias de las Letras en 2007. Escritor muy recomendable en estos tiempos en los que parece que la solidaridad con los desposeídos nomás es de los dientes para afuera. Una excelente recomendación de cine internacional en nuestra ciudad.

martes, 24 de marzo de 2009

BIG STAN: A PRUEBA DE HOMBRES



En tono de comedia cuya hilaridad se ejecuta en términos físicos y una trama de locura testosterónica, esta película en su título original se llama Big Stan, dirigida y protagonizada por el famoso cómico estadounidense Rob Schneider. Aunque no estuvo nominada a Óscares, tampoco significa que sea una mala película, eh? Es una comedia que ciertamente ataca todos los miedos masculinos relacionados con ir a la cárcel y por eso su atinado título en español: A prueba de hombres, pues en otros países que comparten nuestra lengua, la han titulado “El matón de la cárcel”, hazme el carbón favor!

Para quienes de niños se deleitaban viendo a David Carradine con sus enseñanzas de artes marciales y filosofías orientalistas, es un placer sin duda verlo, después de tanto tiempo, instalado en el mismo personaje, y no por ello aburre o enfada. Al contrario, ahora es un anciano enfermo y amarguete, estricto entrenador, pero que con gran naturalidad admite ser impotente por fumar tanto. Pese a ello, carretonadas de colillas de cigarro lo rodean siempre y olores desagradable –menos mal que el cine es inodoro-. El misticismo exótico se caricaturiza al punto de comer licuados de ratones e hígado, alacranes negros y viborillas al almuerzo, como dieta de campeón. Sólo así la comida en la cárcel podrá ser disfrutable.

En sí, la trama es sencilla: Stan (Schneider) ha cometido fraude e irá a la cárcel por 3 años. El juez le da 6 meses para que se prepare y en su entrenamiento se obsesiona tanto con las violaciones, que termina pidiéndole a su novia que sea la primera en ejecutar lo inevitable. La novia, sorprendida al principio, termina accediendo a usar juguetes para adultos con tal propósito.
Llegado el momento, Stan también se hace tatuar la zona en peligro para ahuyentar todo intento. La película, que casi parece para adultos, admite adolescentes. En ese sentido, las escenas son como las de Rudo y cursi, pero más atrevidas, lo cual ya es decir bastante. Los reos se dividen, al parecer en cuatro grandes sectores: los latinos, los negros, los nazis blancos y los fanáticos de la cienciología, que es una secta en la que hablan tanto que te matan de aburrimiento. También hay menciones a las mafias orientales. El legendario actor Henry Gibson, apodado aquí Shorts, por chaparrito, sirve de guía a Stan por la cárcel, para que sepa desde el primer día de las pandillas, vicios, crímenes cometidos y toda la corrupción del sistema carcelario.

Si ya de por sí el tema de fraude por construir condos en zona prohibida y la corrupción en las cárceles nos suenan más que cercanos, esta comedia se adelanta a muchas al tratar el tema con una naturalidad propia del género. Si lo vemos con ojos morales, el cinismo del sistema es criticado por la película. Esa gracia inigualable se debe en gran medida al humor judío que caracteriza a Schneider y a la mejor tradición del humor gringo: no se trata sólo de decir groserías o exhibir la lacra social, sino que también se trata de usar una lógica inteligente para que el humor haga pensar al público, sin chantaje ni discursitos melodramáticos. Queda así la referencia sorprendente de una película que parece Karate Kid o Bill Kill, versión cómica, mezclada además con una película carcelaria que de cursi no tiene un ápice. Muy en tiempos de Obama: cero homofobia.

domingo, 15 de marzo de 2009

QUISIERA SER MILLONARIO





¿Y quién no? El modelo capitalista promete una mansión con alberca y carro del año, pero cuando éstos se obtienen, el virus de la ambición crece desmedido. Esta película india, cuyo título original es Slumdog Millionaire, arrasó en la última ceremonia de los premios de la academia, nominada a 10 Óscares, de los cuales obtuvo 8: mejor película, cinematografía, dirección, edición, sonido, guión adaptado, música y canción originales. Es todo un mensaje desde la India, país con mil cien millones de habitantes. Esto es, la población de México diez veces. El tratamiento de la pobreza ya no se concentra en la fórmula del melodrama sino que utiliza al melodrama para conmover y le adhiere nuevos ingredientes que se vuelven detonantes de un fenómeno mundial. Este es el tipo de cintas que la gente común te dice “tienes que verla, no te la puedes perder”. Espero que, pese a su tema muy conocido de un concurso de televisión para volverse millonario contestando preguntas de cultura general, quienes me leen en este instante no la hayan visto en versión pirata o bajada del Ades.
Esta es una película para verse en el cine, acompañado de una muchedumbre de desconocidos, de preferencia. Un baño de pueblo, dirán algunos, pero lo digo con la mejor intención. La historia, aunque conmovedora porque cuenta las peripecias de dos hermanos para sobrevivir la dura vida en la India siendo pobre, no te chantajea al estilo telenovelesco. Nos presenta a un chico abusado, observador, ambicioso pero no tramposo. Alguien tan común que se lleva la simpatía de todos casi desde el inicio. Es el chico que sirve el café, o digamos, el intendente que tiene sangre liviana y le cae bien a todos cual monedita de oro. ¿Todavía hay gente así? Sí.
Si esta cinta representa la llegada de los concursos de televisión como soporte a una historia para el cine, contada en dos horas aproximadamente, también representa un estilo narrativo a la hindú para contar historias, de manera ágil, misteriosa, con elementos de suspenso o dejados a la misma imaginación del espectador. Dos escenas son de antología: el baño de letrina para conseguir el autógrafo de un héroe cinematográfico, y el beso a una cicatriz que redefine y pone en la balanza qué es lo más fuerte, si el amor a la belleza o la belleza del amor. Parece que fuesen lo mismo, pero nada es lo mismo.
Con este triunfo cinematográfico que más habla de la habilidad de los indios para hacer negocios, ya que Occidente está despertando de sus sueños de opio con China, ha llegado la hora del té y del Taj Mahal. Se ha iniciado una enorme e impresionante campaña para que el norteamericano promedio se interese en visitar la India. La comparación con México aquí se repite, pues si bien somos el vecino exótico, la India es exotismo superlativo: colores, sabores, olores, pobreza y riqueza en obscena desproporción.
Es curioso el título: slumdog sería perro de barriada, chinampo, un miembro más de la perrada. Cuando vemos las secuencias filmadas en esas cartolandias donde la basura parece adorno, donde las carpas de plástico azul parecen ser el único techo disponible, pareciera que parte de la película se hubiese rodado en nuestras colonias aledañas allí donde tantas necesidades necesitan ser cubiertas, entre redadas e ilusiones perdidas. Pero que ya le bajen a la reproducción. Digo. Ah, ojo a las frases en español en el número musical final. Y la tipografía! Un éxito.

LA DUDA





Aunque tampoco ganó todos los Óscares a los que fue nominada, esta película vale mucho por su tema y por la consagración actoral de sus protagonistas. Ha sido multipremiada en otros festivales y por asociaciones de críticos.
La historia se ubica en los inicios de los años sesenta, tras el asesinato al presidente Kennedy, con un ambiente moral en Estados Unidos a la expectativa de señales de cambio. En Nueva York, en un colegio católico para niños y niñas de ascendencia italiana e irlandesa, llega un niño negro que quiere ser sacerdote y que empieza como monaguillo, sirviendo al Padre Flynn. Pero la hermana Beauvier desaprueba esa relación. Esta monja fue viuda y es interpretada magistralmente por la actriz Meryl Streep, norteamericana nacida en 1949 y que a lo largo de su carrera ha interpretado personajes tan diversos como memorables. Recientemente, fue la mamá en Mamma mía!, musical homenaje a ABBA. Ahora, en La Duda, Streep encarna todo lo contrario: una moral estricta, vigilante, radical, incansable, inflexible, increíblemente astuta y socialmente aceptada. Esto es, qué mejor que monjas estrictas a cargo de la educación de los niños en un país viviendo una revolución cultural, con la radio y la televisión diciéndoles a los jóvenes que la vida es sólo una y que hay que disfrutarla al máximo.
El padre Flynn, interpretado por Philip Seymour Hoffman, es la idea que todos tenemos actualmente de un sacerdote católico bonachón: gordito, simpático, con la sonrisa a flor de labios todo el tiempo, pulcro e impecable, contando chistoretes, tomando notas para sus homilías, cero racista o discriminador, a favor del deporte, la música, el baile, las canciones... Surge, inmediata y gratuita, una creciente animosidad entre la hermana Beauvier y el padre Flynn, agravada por el hecho de que el niño negro ha sido reportado tomando vino de la sacristía. La madre del niño negro, obrera, aduce que su marido le pega al niño no por el vino, sino por su naturaleza... una naturaleza que parece identificarse más con la personalidad del sacerdote alegre que el de la severa monja.
No te quiero contar el final, lo que quiero es que la veas. Esta película contiene, en su tema, una combinación explosiva. ¿Qué hacer con un niño cuya dulzura lo lleva a ser considerado, por los otros, afeminado? ¿pegarle hasta que se haga hombrecito? ¿castigarlo hasta que se vuelva machín? Recientemente se han publicado las estadísticas de suicidio juvenil en nuestro país, y el ochenta por ciento son varones que prefirieron acabar con su vida. Es obvio que para algunos la vida es insoportable y muchos quieren achacar a esos suicidios causas económicas, que forman parte de los factores entrecruzados, pero que esquivan una razón fundamental: culturalmente, la vida es insoportable para algunos.
La actuación de la madre negra, Viola Davis como la Sra. Miller, es conmovedora hasta las lágrimas. Ella está feliz de que el sacerdote proteja a su hijo, un hijo que en casa es golpeado por su progenitor. En cambio, la monja estricta, está empecinada en que el niño está a merced de un corruptor de menores. Asimismo, entra en juego la actuación de Amy Adams en el papel de la hermana James, cuya dulzura se debate entre apoyar al padre Flynn o a la madre superiora, cuya inteligencia no le quita lo arpía: una bruja que se desquebraja por ser tan dura y tan poco sensible a la vida, a otras versiones de la realidad. Altamente recomendada, para católicos practicantes y no. No te quedes con la duda.

LA ENTREVISTA DEL ESCÁNDALO


Aunque no ganó sus nominaciones al Premio de la Academia, esta película ha ganado diversos premios en festivales de cine. Es una cinta que aborda con realismo una famosa entrevista realizada por David Frost al entonces ya expresidente Richard Nixon, tras el escándalo Watergate. Se trata, evidentemente, de una película política, pero con el matiz del mundo del espectáculo. David Frost no era un entrevistador de presidentes, sino de gente famosa en general, un playboy del jetset en Inglaterra y Australia que quería hacer fama en Estados Unidos. Con esta entrevista lo consiguió: la entrevista rompió récords mundiales de audiencia: más de 400 millones de personas en el mundo.
La famosa entrevista del escándalo sucedió en 1977, en una casa habitación en California. Un millonario acuerdo previo estipulaba que sólo un cuarto de la entrevista podía versar sobre el escándalo político: una serie de actos corruptos de la Casa Blanca en relación con espionaje y micrófonos intervenidos para vigilar a la oposición, así como amenazas y crímenes tales como incendios deliberados, sobornos, tráfico de influencias. Cosas que nos suenan tan familiares hoy y que quedan sintetizados en la palabra fraude.
El presidente Nixon, durante la entrevista, juega hábilmente con la mente del entrevistador, al punto de controlar su voz para no poder ser interrumpido, y hacer parecer linduras sus tropelías. Cuando pasan imágenes de matanzas a civiles en Camboya, una invasión absurda y cruel, él culpa al enemigo y la gente incluso empieza a decir que votarían por él de nuevo. La entrevista parece en realidad un torneo de box. El entrevistador queda a merced del ridículo.
Llegado el momento final, la última sesión sobre el Watergate, que irónicamente, se ha vuelto una especie de apellido para cada nuevo escándalo político, Frost contraataca. Revela que su equipo de colaboradores ha hecho una investigación exhaustiva de archivos que no habían sido sacados a la luz pública, en los que se demuestra que el entonces Presidente sabía con antelación, meses atrás, de ciertas irregularidades que involucraban dinero mal habido. Es tal la sorpresa e indignación del ex Mandatario que empieza a perder el control en sus palabras y enuncia: hay cosas ilegales que un presidente tiene que hacer; el hecho que las haga un Presidente las vuelve legales.
Frost, quien al principio no se atrevía a interrumpir a un hombre con la investidura presidencial, se queda atónito. A este nivel, la entrevista ya es histórica. De ser un hombre lúcido, el entrevistado pasa al de un hombre perdido por el poder. Pero lo que a Frost le interesa más es conseguir algo que una buena parte del público norteamericano quería: que Nixon pidiera disculpas. Pero se niega. Y ahí es cuando se revela su verdadera figura en podredumbre. Una generación capaz de admitir haber cometido errores, pero imposibilitada, por su formación arrogante e ignorante, a pedir perdón.
Esta película es ampliamente recomendable a todos aquellos interesados en el mundo del periodismo, de la investigación académica, en la política. Han pasado treinta y dos años de la entrevista y aún mantienen vigencia muchos de sus temas, pues la corrupción defrauda y los medios son capaces de modificar el panorama. El director es Ron Howard, el mismo del Código Da Vinci, y los protagonistas son Frank Langella como Richard Nixon y Michael Sheen como David Frost. Véla pronto pues la quitarán este jueves.

martes, 10 de febrero de 2009

CORALINE 3D




Esta es una oportunidad histórica para entrar en contacto con la experiencia sorprendente del cine en tercera dimensión. Los cines de nuestra ciudad capital y puerto de La Paz ya cuentan con una sala acondicionada especialmente para la proyección de este tipo de películas. Es la sala más amplia, con mayor número de butacas y con la pantalla más grande: la sala número 1. Allí podemos apreciar esta semana Coraline y la puerta secreta, que es meramente la primera película filmada con la tecnología Real Cinema o RealD, que ya no es de dos proyectores como anteriormente se acostumbraba, sino uno sólo pero especial, que puede aumentar la proyección hasta 144 cuadros por segundo.
Este sistema requiere que el usuario porte unas gafas especiales (sin colores y con armazón negro) que el personal de la empresa distribuye antes de la función y recolecta al final de ella. Estos lentes pueden usarse sobre otros lentes, en caso de que la persona use lentes de aumento por miopía, para leer, o de cualquier otro tipo. Son muy cómodos. Es importante recalcar que estas gafas están limpias, son sanitizadas (no satanizadas, ojo) tras cada uso de los espectadores. La limpieza la lleva a cabo el mismo personal de esta empresa socialmente responsable, como la placa alusiva en sus instalaciones lo indica.
En sitios de internet ya está disponible la lista de películas que próximamente se adaptarán a este novedoso sistema, que principalmente incluye los géneros infantil y de horror adolescente y juvenil, y uno que otro adulto entusiasta de dichos géneros. Madagascar y Shrek son algunos de esos grandes éxitos, pero para un día de la amistad a todo rojo romántico, se proyectará Mi sangriento Valentín, remake o rehecho vuelto a hacer tras el éxito de un filme de horror canadiense, en la que… ejem, mejor no platico para no cebar cartuchos ni expectativas. Lo que hay que hacer para que alguien lo abrace a uno. Já!
De lo que si quiero platicar es que, si llegas temprano, puntualmente a la hora de la proyección, tendrás la oportunidad de apreciar el promo o demo, apócopes de promocional y demostración, un clip de unos 5 minutos en el que se da una muestra muy atractiva de esta impactante invención. Uno siente que, como si de un niño frente a una ventana en una tienda se tratara, se está ante una pecera, pero no de transporte público, si no frente a una pecera con peces vivos y en movimiento y tantito falta para sentirse uno dentro de la pecera. Es sorprendente en realidad y mueve a risa cuando uno ve una víbora (de animación, no te espantes) sacando su lengua frente a ti. Hasta uno palmea, como los tíos cuando ven el box, de tan sumergido que te sientes en la acción en pantalla.
Así transcurre esta historia de Coraline y la puerta secreta, de 100 minutos aproximadamente, una cinta de animación cuyo mensaje es que los niños valoren a sus padres, aunque a veces se aburran (los niños). Mejor viejos conocidos que por conocer, puesto que la bruja del cuento fingía ser buena onda y resultó peor que el clima. Bueno, pues esa es la invitación de esta semana, Coraline que no Carolina, ok? Es que es frecuente la confusión, ya lo verán en la película misma. Tras esa probadita de 3D o tercera dimensión, seguirá el romanticismo de tono rojo y cuchilladas (me da miedo). Lo importante es que las nuevas generaciones se quiten el prejuicio o la apatía por esta fabulosa experiencia recreativa: 3D!

sábado, 31 de enero de 2009

CURSI Y RUDO


Rudo y cursi
Supongo que no es difícil convencer a cualquiera de nuestros compatriotas de que la identidad nacional mexicana navega entre la rudeza y la cursilería. Supongo también que ya fuiste a ver esta película, que si andabas de humor te gustó y que reconociste a nuestra querida sudcaliforniana Dolores Heredia, Lolita Heredia con cariño, haciéndola de madre, precisamente, del rudo y del cursi.
Es una comedia, y en un tono heredado por Y tu mamá también, del 2000, casi ya con una década de por medio, nos llega esta secuela que se cuela con gracia, todavía, por tratarse de fútbol y rancheritas (las canciones) o música grupera, o de banda, como gustes llamarlas, que al fin y al cabo sabemos que se trata de lo mismo: música de baja calidad cuyo atractivo radica en ver quién levanta más polvito con sus botitas picudas en un estadio Arturo C. Nahl lleno de atletas del hot-dog & beer e instalaciones sanitarias de primera. “Primera y última vez que vengo a un baile sarra para la chuntarada”. ¡Perdón por los comentarios clasistas! (já). Bueno, cosa muy distinta es cuando el cantante que berrea es Gael García, porque lo hace tan convincentemente que espero no lo maten los narcos y entonces sí lo canoniza el pueblo con devoción lela. ¡Perdón por los comentarios clasistas, una vez más! (jé).
Esta cinta es para adolescentes y adultos pues las bromitas que se gastan en los baños de los vestidores parecen sacadas de sitios semiporn internet. Lo bueno es que es en tono de comedia, si no, censura, Derechos Humanos y lo que resulte se hubieran unido en su contra, allí mismo afuera de taquilla. No se aguanta la palomilla.
Básicamente, esta película se puede interpretar como una reacción ante años de enlelamiento televisa cobijados bajo el binomio gobierno-SEP para garantizar que México siga siendo un país rico en pobreza. De acuerdo a esta realista comedia que casi parece un documental, las tres grandes opciones para la juventud están en convertirse en futbolista, cantante berreador de himnos campiranos de ingenuidad ramplona o narco que te quiero narco. Así las cosas, de ser recolectores de plátanos, pasan a ser famosos. Con un sabio argentino como narrador (Batuta), la historia nos lleva de la mano desde el ascenso hasta el descenso a esa fama televisiva que el público disfruta tanto como una crucifixión.
Carlos Cuarón, hermano menor de Alfonso, se sacó la lotería al tener como productores a los tres magos del cine mexicano actual: Cuarón, Guillermo del Toro y Alejandro González Iñárritu. Juntos son la productora “cha cha chá” un chá por cada cual, un tino inigualable para calibrarle el gusto al respetable. Palabrotas van y vienen pero con gracia, incluso con moraleja, porque entre apuestas y necedades románticas, el gordo cuñado narco construye más rápido la mansión de ensueño frente al mar que quería la mamá de los dos inmaduros protagonistas.
¡No te estoy contando el final! Simplemente te conmino a que veas esta cinta que apela a las dos principales características del ser nacional, antes de que la quiten. No es bueno verla en versión pirata porque esta película da gusto verla en el anonimato, junto a la muchedumbre en la oscuridad que se carcajea y celebra el ingenio mexicano, la ausencia de censura calculada y estirada al máximo. Cuando esa ausencia de censura llegue a la tele entonces equivaldrá a una segunda revolución cultural y no habrá necesidad de ninguna placa conmemorativa, pues la gente es más lista de lo que sus gobernantes creen.

BENJAMÍN BOTÓN


El curioso caso de Benjamin Button
¿13 nominaciones podrán considerarse ave de mal agüero? Al güero Brad Pitt no creo. Un buen gringo no es supersticioso porque ser supersticioso es de mala suerte y esta película, traducida literalmente de The Curious Case of Benjamin Button a El curioso caso de Benjamín Button tendrá repercusiones históricas en la memoria de los niños de esta nueva era que inaugura Obama. ¿O vamos a negar que esta película de tres horas vale lo que dura en oro? Sin desperdicio.
Es muy raro encontrar cintas de esta duración que no te hagan volver al reloj como si el tiempo no avanzara. De hecho, la historia inicia con el reloj más raro del mundo: uno que marcha hacia atrás como los cangrejos, desafiando al infinito. Mosaico de personajes memorables, hay algo negro en esta película y me refiero al color de piel del presidente norteamericano del mundo actual. Aunque el póster de la cinta se lo llevan los güeros, en realidad quien salva la fuerza de la narración son los personajes negros, quienes se atreven a enunciar que el peor defecto de un bebé que parece chicharrón prensado no es ése sino ser blanco. Jajajá bien por la negra deslenguada y su fervor cristiano de secta loca que grita ¡Aleluya! a la menor provocación. Así, abandonado en los escalones de un porche, el bebé que parece retazo de menudo crudo es adoptado por una negra estéril cuya labor es cambiarle los pañales a los moribundos de un asilo de ancianos.
Como en los cuentos de hadas, el papá del bebé es rico dueño de una fábrica de botones y con la casualidad que se apellida Button (que en inglés ya sabes lo que significa), un día el papá le da la culpa y se va a pistear con su hijo sin que el anciano sepa que ese joven hombre es su padre. No, te digo, si los gringos están mejor-peor que los guionistas de televisa. En esta peli de fantasía, el niño tiene la peculiaridad de haber nacido viejito, y cuando se muera, porque se va a morir (os lo advierto, y no es fantasía si no verdad bíblica y científica) pues parece un bebé Gerber. Jajajá. Ah que los gringos y sus lindas gringadas. Con esta historia sí que dan ganas de suscribirse de por vida a revistas tan prestigiosas como Insólito y cositas así.
Las medias caras del cartel, los reconociste, son Brad Pitt y Cate Blanchet. Esta última sobresale por su belleza sutil de prima ballerina, una figura estilizada como si fuera de porcelana, etérea cual canción de Ricardo Montaner, já. Pues bien, también aparece en este fino filme la inefable Tilda Swinton, cuya belleza enigmática es un poema visual imperecedero, un cisne, una medusa, un copo de nieve. Con decirles que sólo por verla a ella vale la espera que no desespera.
Nominada a trece premios de la academia, hagan sus apuestas, señores y señoras. El director David Fincher ha logrado una obra maestra que es un premio a una sociedad que ha pasado de ser inmadura a madura del 2008 al 2009, porque aunque Bush dejó el changarro que parecía el malecón paceño después del carnaval, Obama, negrito bailarín, educado en Harvard, ha llegado a demostrar que no se necesita ser rubio para ser inteligente y que lo cortés no quita lo valiente. Así, este filme será la cereza del pastel que corone una noche memorable en la entrega de los Óscares este marzo. La política y la cultura se pondrán a la misma altura. ¡Cómo hemos rezado para que un día la política sudcaliforniana estuviera a la altura de las expectativas de sus pobladores! Porque hay un Dios, no cesaremos en nuestros deseos, predicando con el ejemplo. Si los gringos ya dieron el primer caso, no veo por qué nosotros no podamos madurar.

AUSTRALIA


Australia
Con la crisis global que ya se sentía venir, Australia, nada tonta, se ha puesto el huarache mucho antes de espinarse. Esto es, esta cinta tiene múltiples propósitos benignos: que la gente como tú y como yo soñemos con ir algún día a visitar aunque sea como turistas la gran isla continente y comprobar que los canguros poseen una gracia marsupial ineludible; que es un territorio fascinante, enorme, árido, inusual, desconcertante, apabullante, fotogénico, cuya población se gana el pan de cada día con dignidad. Los japoneses que vean esta cinta que dura tres horas (en esto se parece a Benjamin Button), verán la problemática secuencia de guerra en la que Japón bombardea el puerto australiano de Darwin, durante la Segunda Guerra Mundial. No me pregunten por qué una guerra tiene que ir con mayúsculas, porque responderé que para que nadie olvide sus duras lecciones. Tercer punto relevante: la cinta desenmascara el terrible mal del racismo latente en la naturaleza humana. Los aborígenes y mestizos australianos sufrieron las de Caín y Abel (porque Abel también sufría, ¿qué no?) por parte de algunos insensatos que aseguraban que en su negrura radicaba instintivamente el mal moral.
Hay quien se atreve a sugerir que la actuación de Nicole Kidman es tiesa, cuando precisamente el personaje evoluciona de una tiesura tipo Sonia Infante a un desenvolvimiento tipo María Félix. Bueno, de veras que hay gente que nomás le gusta hablar mal por hablar. Su colega, el galán Hugh Jackman, hace el papel de Drover, oficio que consiste en trasladar el ganado a galope. El personaje de Kidman es Lady Sarah Ashley, inglesa que enviuda en Australia. En la vida real, Kidman es una australiana que nació en Hawai pero que la mayor parte de su vida la ha vivido en Australia.
Australia es una nación de inmigrantes cuyo censo revela que tiene 21 millones de almas viviendo allí, un cuarto de la población es de fe protestante y el otro cuarto son católicos, y se llevan bien. No son enemigos ni ponen calcomanías en sus casas de intolerancia bajo el amparo de la Virgencita de Guadalupe. Están tan lejos de los demás, que no se andan por las ramas a la hora de organizar los juegos olímpicos. Su nuevo primer ministro, Kevin Michael Rudd es un rubio inteligente, que habla chino con fluidez, y que ha intervenido públicamente para pedir al gobierno chino respete a los tibetanos (lo cual está en chino). Kevin Rudd es mi ídolo, pues también sigue defendiendo públicamente a las víctimas de los horribles abusos sufridos por los aborígenes australianos durante décadas.
Uno no puede dejar de vincular la riqueza de esta historia, Australia, el filme, con el devenir cinematográfico de nuestra nación. Cuando se nos ha dado la gana, se defienden los derechos indígenas a través del aburrido cine panfletario, o peor aún, del melodrama ridículo tipo Tizoc, María Candelaria, o la comedia baratita de la India María, ¡aunque por lo menos NO evitan el tema! Cuando en México se acabe la censura, indios y mestizos exorcizarán sus demonios y el gobierno tendrá que pedir disculpas por el abuso de pensar que merecen menores salarios que los criollos o que no tienen iguales capacidades para dirigir el país. Cómo nos hace falta otro Benito Juárez pero que no sea el Gober Precioso, porque ahí sí que el mestizaje resultó distorsionado. Por lo pronto, te recomiendo esta película que intenta reconciliar la culpa de un pueblo dividido por el color de su tez. Se vale llorar cuando el niño canta y se sacrifica por su madre adoptiva.

viernes, 16 de enero de 2009

WOODY ALLEN BARCELONA


CINE SEMANA
Dr. Rubén Olachea, PhD, UABCS
(rolachea@yahoo.com, rolachea.blogspot.com)
Vicky Cristina Barcelona







Para empezar bien el 2009, un enero pleno de buen cine. Woody Allen nació en 1935 y desde 1950 ha escrito para la televisión y para el cine, así que esta es su más reciente película. Con la novedad de que explora lo español, específicamente en la bella ciudad de Barcelona.
Los personajes más relevantes para nosotros los hispanohablantes quizá sean, con justa razón, los protagonizados por Javier Bardem y Penélope Cruz. Él es Juan Antonio y ella María Elena, una pareja de artistas en amor loco.
Woody Allen es más bien un director no tan comercial como se acostumbra en la costa Oeste, sino que pertenece a su entrañable Nueva York, en la costa Este americana. Aunque bien conocido, últimamente sus películas no eran de alto presupuesto, pero esta vez se ha lanzado con todo por la ventana, al punto que dineros públicos españoles lo apoyaron para que el reparto recibiera buena paga.
Es muy curiosa la sonoridad del título, que es muy fonético en el sentido español, que va de un bisílabo como Vicky, a un trisílabo como Cristina y luego llega al tetrasílabo Barcelona, construyendo así una especie de escalonado acústico que desconcertó a algunos creativos españoles, Pedro Almodóvar incluido. Su musa, Penélope Cruz, ya demuestra ser musa de otros grandes directores, y va que vuela a ser una segunda Sofía Loren, algo que Julia Roberts, pese a su gracia, no fue. Penélope es menudita, petit size, y la cámara está enamorada de ella.
Aunque el personaje de Penélope Cruz aparece, digamos, a partir de la segunda mitad de la cinta, es innegable que la española lo hace con grandes atributos histriónicos. La hace muy bien de histérica loca, de artista trastornada, gritona, visceral, escandalosa, despeinada, digamos, la típica vecina. Jajaja. La diferencia, porque hay diferencias, es que en este caso se trata de una gran artista, pintora, con un gran talento y más que talento, genio. Algo, bien sabemos, de lo que anda escaso el mundo últimamente.
Pero ¿le creeremos a María Elena que es genial o que simplemente es geniuda? Bueno, aquí la última palabra la tendrá el respetable. Lo que sí les ruego es que la vayan a ver cuanto antes, pues esta es la última semana que está aquí en La Paz, la quitarán el jueves, y además está en horario medio escondido, compartiendo con otra cinta la misma sala. En el póster veremos a los dos consagrados actores españoles, juntos con Scarlett Johansson, la rubita que establece el triángulo amoroso.
Una de las escenas más intensas es cuando María Elena explota y le dice a Cristina (Scarlett) que padece de “insatisfacción crónica”, pues nunca está satisfecha y sólo sabe lo que no quiere, mas no sabe lo que quiere. Típico de Allen presentar las vicisitudes de la burguesía, aunque no de manera densa sino ligera, y su toque de humor vuelve como en los viejos tiempos, así que los fans están de plácemes con el retorno de un Woody Allen alegre y poético a la vez. Algunos detractores exigentes ya lo acusaban de demencia senil, pero esta vez tan no se esmera en complacer, que lo logra sin gran dificultad. Como los buenos vinos.
No te la pierdas por favor. Yo por poco muero de risa al final, cuando vuelve la loca pistola en mano disparando a diestra y siniestra, pero sobreviví.