sábado, 11 de junio de 2011

Viaje redondo

Bienvenida esta semana al cine mexicano. Aunque Viaje redondo es una película realizada en 2009, en realidad se estrenó en el DF recientemente, y qué bien que ya llegó a La Paz. Increíble pero cierto: tenemos que hacer campaña a favor del cine nacional. A mí esos andares me choca(ba)n porque las cosas se defienden solas y caen por su propio peso. Bueno, eso creíamos! Pero resulta que gringolandia marketing es impresionante y alguna gente se va con la finta. Por lo tanto, el cine mexicano se ha visto despreciado y ninguneado por sus propios connacionales, lo cual es una verdadera tristeza. Ya pasó la racha del Bicentenario y el saldo de aquél no elevó –para nada– el espíritu patriotero. El Infierno fue lo más visto y con él una visión infernal al país. Esa es una visión parcial e injusta a esta nación soleada y de niños sonrientes, de gente que pide por favor y sabe dar las gracias...
Viaje redondo es el encuentro casual de dos chicas de edades aproximadas pero de mundos distintos en cuestión social y financiera. Mientras una se debate en misticismo espirituosos individualistas clasemedieros, la otra quiere irse al otro lado a probar fortuna para poder enviar dinero en minutos. Tristemente, una historia más frecuente de lo que imaginamos. Teresa Ruiz es Lucía, la acapulqueña linda y Cassandra Ciangherotti es Fer, la fresa. El director es Gerardo Tort, el mismo que hizo De la calle. Las escritoras guionistas maravillosas son Beatriz Novaro y Marina Stavenhagen, talentosísimas mujeres mexicanas capaces de reproducir los diálogos de dos chicas que en apariencia no deberían ni siquiera verse ni dirigirse la palabra.
No sé si Usted, estimado lector, se ha percatado que actualmente la conversación juvenil mexicana gira en torno a cuatro expresiones centrales que a continuación expongo: “A la bestia! Neta? No manches! Te pasas de lanza!” En ese tenor, pese a la alta expresividad emocional de dichas frases, es difícil llenar hora y media de diálogos semejantes. Se necesita mucho más para completar una narración fílmica con cierta acción dramática. Hay que poner mucha atención en el inicio de las vacaciones en Acapulco de dos niñas para notar que nada es azar en esta vida y que un video puede ser entrañable.
Pese a que ambas jovencitas son bellas, ambas padecen sus correspondientes complejos y una noche en una cantina de pueblo desata más de un lío. Ello trae por consecuencia una secuencia fílmica extraordinaria: la escena de motel donde ambas chicas conviven no como pareja lesbiana sino como dos amigas íntimas que se comparan las chichis –perdón por no decir pechos, senos o busto, pero tetas tampoco iba yo a decir– en franca libertad, exploración artística pues hacen body art con esa alegría y frescura inocente de dos niñas que les vale gorro si el mundo está mal o si los machos son feos. Esta parte de la cinta vale oro. Los gringos difícilmente llegan a trasmitir tanta buena onda humana en sus blockbusters, já! En cambio, este sería el equivalente femenino a aquélla famosa secuencia de Y tu mamá también donde los chicos se dan su picorete pero amanecen guacareando, asqueados tras la trasgresión hecha. No así en Viaje redondo. La amistad se consolida: pasó todo pero no pasó nada, o no pasó nada pero pasó todo! Esto lo digo de manera opuesta a la trillada frase política de que aquí cuando algo pasa no pasa nada, etc. No, en este caso me refiero a una de las artes que el mexicano más valora y es la amistad. No te la pierdas, no la desprecies, dale chanza!

No hay comentarios:

Publicar un comentario