lunes, 21 de diciembre de 2009

Milagros prohibidos (No-Do)


Esta es una peli española que os divertará a morir, já. Nada como ponerse a tono con el espíritu navideño que escuchando el adorable acento del ceceo ibero, verdad? Já. Llama la atención esta producción de Canarias, por lo que disfrutamos algunas escenas de paisaje con casona vieja de madera y el susurrar de los pinos: no olvidemos que la atmósfera gótica es lo que va en los filmes de horror y terror. Pues bien, nada, como dicen los españoles, que la película se defiende sola. Para empezar, cuenta con la participación protagónica de Ana Torrent, que no Ana Torroja, esa es la de Mecano, já. En onda ochentera y a mucha honra, Ana Torrent es un ícono para muchos españoles nacidos ya en plena democracia (joer!). Ella de niña actuó en filmes de renombrados directores españoles tales como Carlos Saura y Víctor Erice, geniales ambos. Ya en los noventas, volvió a la fama internacional con Tesis, de Alejandro Amenábar.
El director, escritor y productor Elio Quiroga ha de estar insomne pues no atina al por qué su película, que en España se llama No-Do, en Mexicalpán de las Tunánfilas se ha de llamar Milagros Prohibidos. Jajajá, no te angusties Elito, es que acá nuestras autoridades fílmicas subestiman tanto al público que creen que una película española que se llame No-Do, simplemente no la hará en taquilla. Luego entonces, con una mirada pícara plena de astucia, se les ocurre la genial idea de introducir el factor de lo “pro-hi-bi-do”, que siempre es atrayente en una mente retorcida y reprimida cual monstruo encerrado en un closet. Total, que le pusieron Milagros Prohibidos con la esperanza de que la macuarrada no pusiera cara de what al ver el póster con la estatua de una virgencita que sangra de un ojo (¡atiza más el fuego, ha de estar bien machín y perrona la película, “a la bestia!”).
En efecto, la cinta no decepcionará a los amantes del género. Yo prefiero dar una lectura política al asunto: No-Do significa, entre otras cosas, ¿verdad?, Noticiero Documental. Justo en la época de Franco lo que más entretenía a la palomilla gachupina parece ser eran los milagritos de aldea, entre ellos el de tres niñas con caireles que aseguraban ver y platicar con la Virgen, mesmamente cual Juan Diego. Las autoridades vieron con pánico el furor campesino en torno al hecho. Otro milagrito que había puesto en jaque a la Iglesia castiza era el de una prosti que se granjeó la simpatía y el fervor de algunos que aseguraban hacía milagros (sin albur, no sean abusivos que me van a excomulgar!). Todo ello registrado a blanco y negro. En la casa del obispo de la región, pasaban cosas muy extrañas… entre ellas un letrero de un tal “elemental”, cuya sangre no responde ni a animal ni a vegetal (tras exhaustivos análisis científicos, supongo yo). Resulta así que la casa embrujada manifiesta ese criminal pasado. Con la ayuda de un sacerdote comprometido con la verdad, se desenmascara un pasado pesadillesco en el cual un país era regido con criterios de fanatismo y perversión parecidos al nuestro. No en vano fuimos la Nueva España (qué tiempoz aquelloz, pardiez, qué oro!).
Muchos achacan a nuestro pasado colonial la mente obtusa de algunos connacionales en el presente, mas no hay por qué clavarse en el pasado. La grandeza mexicana y española supera a esas mentes abstrusas. Criticar aquel pasado a través de un filme habla bien de la democracia que España es hoy. ¿Alguien suspirará por el diezmo en la narcocracia mexica?

No hay comentarios:

Publicar un comentario