lunes, 5 de octubre de 2009

¿QUÉ PASÓ AYER?


Quizá muy poco se pueda agregar a la idea que se tiene ya sobre una película de “despedida de soltero” (stripers y cruda), pero algo más encierra la clave del éxito de esta cinta que ha sobrevivido alegremente por semanas en la cartelera de nuestra ciudad y sin campaña, sino exclusivamente gracias a los comentarios favorables del público que van de boca en boca cual reguero de pólvora.
Para empezar, el balance ideal de cuatro protagonistas: uno de ellos el novio por casarse, el otro el cuñado chiflado, el otro el dentista mandilón, y por último, el maestro de escuela galán. La novia es de familia adinerada y suegro comprensivo, así que las cosas, de inicio, pintan de maravilla, no es así? Se nota que la película es americana optimista, y no una mexicana plagada de rencor social. Todos ellos blancos, así que Obama gobierna a todos. Como buena comedia, mantiene el suspenso por saber si la boda se arruina o no. Y no se arruina, sino que resulta todo un éxito.
La sede de la juerga es en Las Vegas, allí donde se van muchos de nuestras ratas a apostar (ya salió mi rencor, ven?). Estos cuatro mosqueteros no escatiman, así que piden la mejor suite del César´s Palace y no andan pichiqueteando ni enseñando el cobre. La primera noche salen de traje (excepto el chiflado, que está pirata) a jugar al casino. Esto es, no son unos nacos de pacotilla. Como era de esperarse, la celebración toma giros inesperados y al día siguiente no recuerdan nada en absoluto, salvo que descubren que los drogaron involuntariamente y que el novio ha desaparecido. Poco a poco, en un juego semiótico divertidísimo para el público, van surgiendo más y más revelaciones: un tigre, un bebé, una boda con una teibolera muy linda, una gallina buñuelesca, un colmillo del dentista, un preservativo usado en el carrazo prestado por el suegro, un chino mafioso en la cajuela y muchas otras epifanías non sanctas, flashazos proporcionados por el pobre cerebro intoxicado por el alcohol y otras sustancias aún más poderosas consumidas en afán fiestero y contra la cruda realidad.
Por supuesto, está la presentida visita a la policía, la escena de la humillación colectiva frente a los infantes de una escuela primaria es simplemente de antología, por la cara de esos niños gringos pertenecientes a esta generación 2009 con cara de tarados y sádicos al mismo tiempo, consecuencias de los avances tecnológicos, sin duda.
No hay que perderse la aparición en cameo de Mike Tyson mostrando no sólo su poder en los puños si no también sus dotes de no cantante. Uno a uno se exponen los excesos y errores que la testosterona confabula en alta frecuencia y el resultado es absolutamente hilarante. La novia perdona de corazón el retraso del novio que llega bronceado de más y prometiendo que nunca más, pero, ¿podrá acaso siquiera mantener viva la promesa unas 24 horas o es mucho pedir? Ante el éxito de esta primera versión, ya se está hablando de una secuela. Curiosamente, en términos de diálogos, movimientos de cámara, selección de música y fotografía, la película funciona de cabo a rabo y su narrativa es chispeante. Incluso hay chistes de alto nivel, campechaneados, como siempre, con vulgaridades para el vulgo, aunque suene a rebuznancia. Definitivamente, diversión garantizada con Mr. Chow, el chinito desenvuelto cuya vestimenta da toques, repeluz y carcajadas.

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